La citoquina de diseño hace que los ratones paralizados vuelvan a caminar
Mediante una terapia génica, un equipo de investigación ha logrado que los ratones vuelvan a caminar tras una lesión transversal completa. Las células nerviosas produjeron por sí mismas una proteína reparadora: la proteína hiperinterleucina-6.
Hasta ahora, la parálisis resultante de una lesión de la médula espinal era irreparable. Con un nuevo enfoque terapéutico, los científicos han conseguido por primera vez que los ratones paralizados vuelvan a caminar. La clave está en la proteína hiperinterleucina-6, que estimula la regeneración de las células nerviosas.
Cuando la transmisión se interrumpe
Las lesiones de la médula espinal, causadas por el deporte o los accidentes de tráfico, suelen provocar discapacidades permanentes. Un ejemplo sería la paraplejia, provocada por daños en las fibras nerviosas (axones). Estos llevan la información del cerebro a los músculos y de la piel a los músculos. Si estas fibras se dañan, debido a una lesión o enfermedad, la comunicación se interrumpe.
Como los axones cortados en la médula espinal no pueden volver a crecer, los pacientes sufren parálisis y entumecimiento para toda la vida. De momento, no existen tratamientos que puedan restablecer las funciones perdidas en los pacientes afectados.
La proteína de diseño estimula la regeneración
En la búsqueda de posibles enfoques terapéuticos, el equipo de Bochum ha trabajado con la proteína hiperinterleucina-6.
“Se trata de una citoquina de diseño, es decir, que no se produce en la naturaleza y tiene que ser producida mediante ingeniería genética”, explica Dietmar Fischer.
Su grupo de investigación ya demostró en un estudio anterior que la hIL-6 puede estimular eficazmente la regeneración de las células nerviosas del sistema visual. En su estudio actual, el equipo de Bochum introdujo células nerviosas de la corteza motora-sensorial para que produjeran por sí mismas la hiperinterleucina-6. Para ello, utilizaron los virus adecuados para la terapia génica, que inyectaron en una zona del cerebro de fácil acceso. Allí, los virus entregan el modelo para la producción de la proteína a células nerviosas específicas, las llamadas motoneuronas.
Dado que estas células también están vinculadas mediante las ramas laterales axonales a otras células nerviosas, de otras zonas del cerebro e importantes para los procesos de movimiento (como la marcha), la hiperinterleucina-6 se transportó directamente a estas células nerviosas esenciales. De otro modo, estas células serían de difícil acceso, y se liberarían de forma controlada.
Aplicada en una zona, eficaz en varias
“Así, el tratamiento de terapia génica de sólo unas pocas células nerviosas estimuló la regeneración axonal de varias células nerviosas del cerebro y de varios tractos motores de la médula espinal simultáneamente”
señala Dietmar Fischer.
“En última instancia, esto permitió que los animales previamente paralizados que recibieron este tratamiento empezaran a caminar al cabo de dos o tres semanas. Esto nos sorprendió mucho al principio, ya que nunca antes se había demostrado que fuera posible después de una paraplejia completa.”
El equipo de investigación está investigando ahora hasta qué punto éste u otros enfoques similares pueden combinarse con otras medidas para optimizar aún más la administración de la hiperinterleucina-6 y conseguir mejoras funcionales adicionales. También están explorando si la hiperinterleucina-6 sigue teniendo efectos positivos en los ratones, aunque la lesión se haya producido varias semanas antes.
“Este aspecto sería especialmente relevante para su aplicación en humanos”
subraya Fischer.
“Ahora estamos abriendo nuevos caminos científicos. Estos experimentos adicionales mostrarán, entre otras cosas, si será posible transferir estos nuevos enfoques a los seres humanos en el futuro.”
Credit: Lehrstuhl für Zellphysiologie fischerlab.de
|
|||||||
|
|||||||
|
|||||||
|
|||||||
|